21/1/09

Todo Arte es completamente inùtil

x Julio Vargas
Antropólogo y Ensayista


A fines del siglo xix un escritor irlandes llamado oscar wilde publico una novela curiosa para su epoca, titulada el retrato de dorian gray. tuve la ocasion de leer el prologo en una etapa de la vida en que te empiezas a preguntar si es posible cambiarlo todo o ser uno del monton. el final del prologo se me quedo grabado en fuego: todo arte es completamente inutil.

Considerando que wilde era libra (igual que hegel, nietszche, heidegger y demas estetas y/o metafisicos exquisitos y decadentes) y que libra es el signo que rige la justicia y la estetica, podemos deducir que esta sentencia, aplicada al cine, nos lleva a definirlo como una pasion inutil (esto puede sonar redundante, porque no conozco una pasion que sea util). en ese sentido, el reto para cualquier realizador o artesano vinculado a esta empresa en un primer nivel estaria en expresarse libremente, en un contexto de creciente mercantilizacion y banalizacion (es decir, de utilizacion) del arte, lo cual lleva a una paradoja: si eres libre para expresarte, cuales son los criterios para definir los limites de una expresion como artistica. esto no lo puedo responder. supongo que es una aventura personal que en ciertos momentos requiere volverse colectiva. entonces de la individual pasion inutil se desencadena una epidemia, del foco infeccioso se genera un movimiento que contagia en un determinado momento a una población y ello probablemente conlleve a una ruptura con un orden establecido, hasta que se logra controlar la fiebre y reducir sus efectos. Tengo entendido que lenin consideraba seriamente la posibilidad de utilizar politicamente el cine como herramienta para la revolucion. todo esto sin embargo no tiene un respaldo empírico, porque hasta donde yo se nadie ha hecho un estudio longitudinal (es decir, que abarque de generación en generación) del impacto de una determinada película o movimiento cinematografico en los acontecimientos locales o mundiales, sino que a menudo resulta ser lo contrario: es el contexto el que termina impactando en el cine que se realiza.

Esto nos lleva a un tercer nivel. si de la producción, pasamos a la distribucion, el destino final es el consumo. considerar que el cine u otro arte tiene un impacto positivo o negativo en el consumidor es arbitrario, porque puede conllevar a darle un papel pasivo al expectador, y creo que sabemos que no es asi: si alguien se identifica con rocky, el hombre araña o goku no significa que sea un alienado o una victima de la maquinaria hollywoodense o nipona. hay espacios para la libre expresion, y eso no se reduce a la produccion sino tambien en el consumo. uno puede reinventar los personajes y darle otros sentidos a la creacion, puede dedicarse a emular y copiar o a reinventar e innovar. el desafio entonces pasa por dar cuenta de las realidades (en plural) con las herramientas que ofrece el cine, de la misma manera que se hace literatura, sociología o física experimental, es decir con 90% de rigor y 10% de talento. creo que ya me excedi en el comentario. a proposito, tambien odio al cine. y a los criticos de cine. y al mundo y a toda la humanidad. Pero respecto al cine, supongo que cada persona tiene sus motivos particulares para odiar y/o adorar esta innoble e inútil actividad. en mi caso la situación es fluctuante: en una etapa odiaba no poder acceder a lo que consideraba buenas películas (por ejemplo, tenia que videar a escondidas una tele a tubos para poder ver la serie rosa, la cual sinceramente apreciaba por las calatas, en tiempos de pretecnocumbia y prereaggeton) y en otra etapa odiaba saturarme de películas de todo tipo. Hoy he encontrado la paz entre escaparme regularme al cine o a polvos, y pasarme el resto del tiempo leyendo, viendo tele o pensando en las musarañas. alguien deberia vengarnos y hacer algo mas radical que dogma 95. en tus manos queda nuestra venganza señor oscuro de la oscuridad mas oscura, amen.

Julio Vargas
Frizlang